El especialista explicó que el año 2024 estuvo marcado por dos períodos opuestos. El primer semestre, marcado por la devaluación de diciembre de 2023, trajo consigo una fuerte inflación, caída en los ingresos y aumento del desempleo. Sin embargo, en el segundo semestre se vio una leve recuperación, con un aumento de los ingresos de un 60% frente a un aumento del 25% en los precios de las canastas básicas. Aunque esto permitió que algunos hogares superaran la línea de pobreza, Pegoraro aclaró que eso no implica que su situación haya mejorado de manera significativa.
En cuanto a la metodología del Indec, Pegoraro mencionó que, aunque es válida internacionalmente, tiene limitaciones importantes. Señaló que los cálculos oficiales no consideran adecuadamente el peso de servicios como la luz o el alquiler, cuyo costo ha aumentado considerablemente. Esto hace que muchas familias, aunque ya no sean consideradas pobres oficialmente, sigan enfrentando dificultades para cubrir sus necesidades básicas.
Al analizar regiones como el Gran Resistencia, donde la pobreza pasó del 74% al 60%, el director de Politikón destacó la inestabilidad de los ingresos. "La población en algunas zonas constantemente cruza la línea de pobreza según las fluctuaciones de la economía. Esto no significa que las 60.000 personas que mejoraron sus ingresos tengan ahora una vida digna, sino que sus ganancias momentáneamente superaron un umbral económico", reflexionó.
Por último, Pegoraro subrayó que la desaceleración de la inflación contribuyó a la reducción de la pobreza, pero advirtió sobre los riesgos de eventos como una devaluación o presiones cambiarias que podrían frenar este proceso. "La estabilidad es clave, pero un shock externo podría interrumpir esta recuperación frágil", concluyó.
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