“Durante mucho tiempo nos dedicamos a la restauración e intervención de muebles para darles una nueva vida y una segunda oportunidad. Creemos en la idea de que cada mueble cuenta una historia que se debe rescatar y poner en valor como un bien inmaterial”, comenta Valeria.
Fue en plena pandemia cuando se preguntaron cómo poder salir a flote a causa de la crisis económica y la inercia que este contexto de aislamiento generó. Pensaron en la creación de una marca que incluyera la producción y comercialización de elementos cotidianos de diseño, con sello local a partir de la materia prima utilizada y hechos a mano.
Luego, a partir de la práctica y experimentación fueron conociendo y formándose en la técnica del teñido de fibras textiles con tintes naturales, movidas por la necesidad de recuperar dicha práctica ancestral y poner en valor el trabajo de las mujeres que dedicaban sus días a la recolección de insumos provenientes del monte, al proceso de teñido de fibras naturales y la elaboración de tejidos artesanales que caracterizan a esta región.
A partir de la comercialización de los productos, ellas buscan transmitir un estilo de vida en armonía con nuestro entorno, contribuyendo a consolidar una sociedad consciente del cuidado del medio ambiente y motivar un cambio de actitud de las personas frente al paradigma de la sustentabilidad.
Posteriormente fueron incorporando otros productos sustentables como ramos de flores secas preservadas, textiles de puro algodón hilado en la provincia, objetos realizados en macramé y cestería regional confeccionada por mujeres de las comunidades Qom y Wichi.
También durante la pandemia surge un nuevo proyecto al que denominaron “Te ponemos la mesa”, al que se dedican de manera casi exclusiva en la actualidad. Consiste en el diseño y decoración de mesas con vajilla de primera calidad, textiles, luminarias y arreglos florales.
En su momento, atendiendo a las restricciones vigentes en las que las reuniones no debían superar las 10 personas, los festejos se disfrutaban de otra manera. Ellas se dedicaron a vestir las mesas de cumpleaños y festejos familiares, despedidas de año, almuerzos de trabajo, entre otros. Una vez levantadas las restricciones ampliaron el número de comensales y también se dedicaron a vestir mesas y diseñar sectores para fiestas más masivas.
En la actualidad mantienen la producción de velas artesanales, lámparas tejidas con fibras naturales y el armado y preparación de mesas. También se dedican a lo que fue un sello distintivo de su marca y actividad, los talleres en los que enseñan las diferentes técnicas de producción de objetos artesanales.
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