"Los beneficios de la actividad física van más allá de los objetivos estéticos que, habitualmente, esperamos obtener. La realización periódica constituye en sí misma un pilar fundamental para un buen estado de salud y, por lo tanto, influye de manera positiva sobre el estado anímico y emocional de las personas. En consecuencia, el ejercicio físico tendrá beneficios sobre nuestro rendimiento intelectual y nuestro desempeño laboral y/o académico.
No podemos hablar de mente sin hablar de cuerpo y viceversa, puesto que existe una estrecha relación (y retroalimentación) entre la salud orgánica y la salud mental. Cuerpo y mente funcionan al unísono. No se debe descuidar el cuerpo si nuestro objetivo es que nuestra cabeza funcione adecuadamente.
La cotidianeidad, la vida laboral, la familia, problemas económicos, etc., son situaciones que atentan contra la salud mental. No es necesario que haya un gran disparador para que nuestro sistema nervioso se vea alterado. La suma de los pequeños problemas diarios puede ser suficiente para iniciar un proceso psicológico que afectará a nuestro cerebro. Hoy en día es común el padecimiento de estrés, depresión y ansiedad producto del estilo de vida que llevamos, el cual se aleja de aquel para el que fuimos diseñados. Todos estos trastornos se correlacionan con la disminución de la eficiencia y productividad laboral, aumento del ausentismo y sentimientos de infelicidad.
El sedentarismo, el tabaquismo, el alcohol y la mala alimentación son factores que se retroalimentan para ejercer un efecto nocivo sobre nuestras funciones mentales.
Particularmente el ejercicio físico permite tratar y contrarrestar algunas de estas afecciones, y de ahí la importancia de su práctica regular para mejorar nuestro rendimiento intelectual. Las actividades físicas vigorosas han demostrado ser útiles para mejorar el rendimiento académico, la autoconfianza, la estabilidad emocional, la memoria, los estados de ánimo, la satisfacción sexual, la eficiencia en el trabajo, etc. Ejemplo de este tipo de actividades son el ciclismo, la natación, correr y el entrenamiento de la fuerza (pesas).
El ejercicio físico produce un aumento del flujo sanguíneo y oxigenación cerebral con la consiguiente liberación de sustancias con acción sobre el sistema nervioso (endorfinas, serotonina y epinefrina), que actúan “aumentando” el nivel de euforia y disminuyendo la tensión. La realización cotidiana de ejercicio es, entonces, un excelente aliado para mejorar el rendimiento intelectual y con ello incrementar nuestra capacidad para generar ideas y mejorar nuestra habilidad de solución de problemas.
A su vez, la actividad física realizada con regularidad cumple un papel preventivo del deterioro de la salud mental; esto es importante si tenemos en consideración cada vez más gente se ve obligada a llevar adelante empresas y/o negocios hasta edades más avanzadas. Ejercitarte hoy te permitirá ser productivo el día de mañana.
Un último aspecto importante para tener en cuenta es que aquellas personas que no están habituadas a la realización de actividad física deberán empezar con programas de entrenamiento poco exigentes y que busquen, principalmente, distraerse de los problemas de la vida cotidiana y disfrutar del ejercicio.
Una vez mejore la aptitud física se podrá ir incrementando la intensidad y duración del entrenamiento pero siempre teniendo como prioridad la satisfacción y la diversión, ya que realizar actividades muy competitivas o demandantes puede, a su vez, generar estrés y tensiones que retroalimentarían los problemas que intentamos resolver."
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