Entre Ríos se posiciona como un actor fundamental para alcanzar estos objetivos, siendo la cuarta provincia productora del país, con una estructura altamente eficiente y un crecimiento sostenido en los últimos 15 años. Su ubicación estratégica y disponibilidad de materias primas la convierten en un polo natural para nuevas inversiones. Sin embargo, la expansión requiere mayor infraestructura en faena y frío, además de mejoras logísticas que permitan consolidar la cadena exportadora.
Uno de los grandes desafíos del sector es la reactivación del canal exportador, que cayó casi a cero tras alcanzar un récord en 2020. Para sostener un crecimiento sostenido, es necesario establecer acuerdos de largo plazo que eviten exportaciones puntuales y permitan el desarrollo de mercados internacionales. La Argentina cuenta con una ventaja competitiva clave: su estatus sanitario, altamente valorado en los mercados externos.
El acceso a financiamiento aparece como otro factor crítico. Se requiere financiación adaptada a los plazos productivos, ya que la inversión en una granja puede demorar más de dos años en generar ingresos. Es necesario contar con herramientas crediticias con períodos de gracia realistas y condiciones impositivas que fomenten la inversión a largo plazo. Solo así se podrá escalar la producción, atraer nuevos actores a la cadena y consolidar el potencial exportador del sector porcino argentino.