Este encuentro reúne a algunas de las bodegas más reconocidas del país, que llegan para mostrar lo mejor de sus etiquetas. Pero no es solo para expertos en vino: también hay propuestas gastronómicas para todos los gustos, recomendaciones para combinar comida y vino, y un ambiente ideal para relajarse y disfrutar.
Organizado con apoyo del sector público y privado, el objetivo es claro: celebrar la gastronomía como parte esencial del turismo local, destacar la riqueza de los sabores misioneros y seguir posicionando este evento como una cita fija del calendario cultural de la región.
Desde que el vino fue declarado bebida nacional en 2010, eventos como este ayudan a difundir su importancia como símbolo cultural y a promover el maridaje con los platos típicos de cada lugar. En resumen: vino, selva, buena comida y una experiencia única.
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