Desde la actividad bubalina, sus referentes coinciden en que el potencial que tiene la especie es enorme. Y también sostienen que el techo está demasiado alto todavía. La disponibilidad de campos ociosos que tiene el NEA donde el búfalo podría desarrollarse y comenzar a producir proteína roja es uno de los ítems donde se apoya esta proyección favorable, otro son los índices productivos que muestra la especie en el campo.
“Es un animal que produce en campos de anegamientos grandes, como campos bajos, marginales, donde la vaca hay veces que produce a medias. Lo que decimos es que el búfalo produce donde la vaca vive”, sostuvo Federico Goicoechea, referente de la Asociación Argentina de Criadores de Búfalos, y productor de la especie en el departamento Mercedes.
Según sostienen desde la Aacb, en el NEA se ve muy marcada la zona donde el búfalo empezó a ganar terreno. “Muchos productores que estaban en el bovino, fueron haciéndose a un lado de la ganadería bovina, pero no porque el bovino no sea bueno, sino que el espacio o el lugar es más apto para el búfalo”, explicó Goicoechea.
En este punto es preciso señalar el caso de la empresa Caldenes SA, que años atrás decidió transformar el sistema productivo de su establecimiento San Antonio, ubicado en Loreto, y reemplazó todo el ganado Braford que se producía en esa estancia por hacienda bubalina.
Otras experiencias, las más comunes en la ganadería de la zona, son las de una producción mixta entre bovinos y búfalos. “Yo soy muy partidario de hacer complementario al búfalo del bovino. Siempre en el campo hay partes buenas y no tan buenas. La parte buena podés dársela al bovino, y la parte más baja al búfalo; quieras o no, si analizas los números del campo, te va a aumentar la producción de carne”, comentó el joven referente de la Aacb.
Dentro de las bondades que tiene la especie bubalina, sus criadores destacan la vida productiva de las bubillas. “Estamos hablando de que tiene una vida útil que duplica la del bovino; te puede dar alrededor de 15 crías, sin ser exagerado”, destacó Federico Goicoechea, quien además sostuvo que “podés producir en un campo de bajo valor económico, y a la vez estás invirtiendo en algo que va a durar 15 años. Hay números que ayudan mucho a la producción”, explicó.
Asimismo, comentó que “en las partes donde los campos tienen menor nutrición, si estudiamos la fisiología del búfalo, eso también mejora mucho porque puede llegar a alimentarse de pastos que el bovino no se alimenta. Por eso vemos también una diferencia en los indicadores productivos y reproductivos”.
En este sentido, Goicoechea explicó que “desde el destete estás ganando”, dado que los bubillos se destetan con 220 a 240 kilos. “Le estás sacando 50 kilos de ventaja al bovino”, comentó. A su vez, detalló que en el período de recría el búfalo puede llegar a meter otros 160 a 170 kilos. “Tiene una conversión extraordinaria; hoy en día podés hablar de un bubillo de 24 meses, que no cortó dos dientes, y sacarlo con 420 a 440 kilos”, detalló. Y en este aspecto, sostuvo que “si vamos a los números, es imposible de no hacer esto, cierra por donde lo mires”.
Las hembras también tienen algunas ventajas a la hora de la reproducción. “Una bubilla de 24 meses la podés entorar, sin un gramo de ración, con un piso de 380 kilos y un promedio que debe andar en 400 a 410 kilos”, señaló el referente de la Aacb. Asimismo, agregó que “se puede ver que el búfalo tiene una diferencia en porcentaje de preñez, parición y destete; es una diferencia notable, más que nada en esos campos difíciles”.
Si bien es una herramienta más que importante para la ganadería de la región, la producción de búfalos aún no es significante y la actividad no cuenta con un volumen de cabezas que pueda llegar a mover la aguja, o hacer frente a una demanda permanente, ya sea local o internacional. Por eso, el desafío de la Aacb pasa por incrementar el stock actual, de alrededor de 200 mil cabezas en todo el país, mediante las mejoras productivas tranqueras adentro, como así también la incorporación de nuevos criadores.
En este aspecto, Federico Goicoechea explicó que “el búfalo, por ahora, tiene una oferta acotada en lo que es carne, o una buena oferta de novillos terminados. Para empezar a buscar nuevos mercados, por así decirlo, deberíamos tomar una política comprometida entre los productores y además promover mucho más la cría de búfalos, para poder llegar, en unos años, a un volumen de carne masivo que nos permita buscar mercados extranjeros”.
Y en cuanto a las herramientas disponibles para poder llegar a ese volumen que permita pensar en exportar la carne bubalina, sostuvo que en Argentina se debería hacer foco en dos cosas: “Por un lado sumar más productores de búfalos, porque sabemos que hay mucho campo y muchos espacios que no están produciendo o estén produciendo a medias; apuntamos a un millón de cabezas, y deberíamos tener un proyecto a mediano y largo plazo, que, si bien se está trabajando con la asociación con eso, necesitamos algún incentivo del Estado”, explicó por un lado.
Y por el otro, sostuvo que “la otra parte es empezar a hacer el buen trabajo de la terminación. Aplicar tecnología para empezar a sacar bubillos de 24 a 30 meses con 450 a 480 kilos, que sería un producto imposible de no querer hacerlo. Sería muy bueno si pudiéramos sacar productos de esa calidad en gran volumen”, sostuvo el joven productor.
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