Liderada por Jonathan Klimiuk, la firma diseñó un sistema que reemplaza la llama directa por intercambiadores de calor, evitando así el contacto del producto con el humo y las cenizas, desde el primer momento del procesamiento. Esta tecnología fue desarrollada por los técnicos Pascual Pedelhez y Ricardo Fold, ambos de Oberá, y es completamente adaptable a otros secaderos.
El avance posiciona a la empresa en una nueva categoría de mercado: actualmente Klimiuk Infusiones provee yerba canchada a tres molinos argentinos, uno de ellos con fuerte presencia en Europa. Además, ya colabora con clientes internacionales del rubro del té que buscan incorporar yerba mate a bebidas funcionales, energizantes y nuevos formatos de consumo.
En el sitio especializado AgroMisiones informan que con apenas un 15% de la producción nacional de yerba destinada a la exportación, Klimiuk considera urgente revertir esa ecuación.
Una de las claves del sistema es que conserva el sabor tradicional de la yerba mientras elimina riesgos de contaminación, una exigencia creciente en destinos como Europa. El secado en cinta, sumado al sapecado sin llama, garantiza un producto limpio y homogéneo, alineado con los requisitos de trazabilidad y calidad internacionales.
Iniciativas como la de esta empresa marcan un camino posible para reconvertir el sector yerbatero con innovación, bajo costo relativo y capital humano local.
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