El local tiene ese nombre debido a que sus clientes siempre le decían "me lo llevo puesto" cuando ofrecía sus productos, comentó Maria Silvia a Agencia Foco. Correntina de nacimiento, se radicó en Resistencia hace 13 años.
"Tuve la suerte de tener a alguien que me bancaba y empecé tímidamente a hacer lo que me gustaba. No había donde estudiar, aprendí todo a pulmón, cuando todavía no había tutoriales en YouTube. Fui creando piezas que al principio iba regalando a mis amigas, pero a poco fui creciendo", cuenta la joven emprendedora.
"Recibía pedidos, la gente quería mis productos y pude comenzar a alquilar mi primer local. Lo anecdótico es que no tenía plata para decorarlo, así que desarmé todo lo que tenía en mi habitación, en mi casa, y lo utilicé para la decoración del local. Fue gracioso porque tenía una decoración del local muy femenina pero en realidad eran todas cosas de mi dormitorio, menos la cama", recuerda.
El emprendimiento creció y se mudó a un local más grande, donde sumó lencería de diseño. "Soy muy autodidacta, hay mucho de mi cosecha, pero aprendí con profesionales a mejorar. Ese local con la crisis económica, no duró mucho tiempo, pero gracias a Dios me quedó una cartera de clientes que me ayudaron a seguir. El proyecto se fue regenerando y terminó siendo un taller mucho más grande de lo que era y exclusivamente de bijouterie, y siempre elaborado a mano por mí. Hasta el día de hoy, 'Me lo llevo puesto' es un atelier de diseño donde se pueden pedir cosas soldadas, tejidas, alambrismo, todo tipo de metal", amplió.
"Pudimos tener dos unidades de trabajo, una donde se trabaja por colección con stock permanente que cambia según la estación. Y la exclusiva, donde en el local se puede pedir una pieza exclusiva para algún acontecimiento particular", agregó.
El año pasado, con la pandemia, también surgieron cosas nuevas: "Comenzamos tímidamente a trabajar con kimonos. El diseño es mío, pero mandamos a coser los productos a talleres".
La emprendedora confiesa: "Suena muy loco pero muchos de los diseños, los sueño. Y desde que me levanto empiezo a investigar dónde puedo conseguir tal o cual tela. Antes de la pandemia importaba telas de Brasil o Paraguay, pero con las restricciones volví a la base que es trabajar con Buenos Aires".
"Cada año me trae una sorpresa. Ya tenemos 10 años en el mercado chaqueño. Hubo momentos malos pero son muchos más los buenos, de crecimiento. Queremos proyectar la marca a nivel nacional y llegar a más mujeres. Y desde lo exclusivo llegar a más lugares. También queremos muy pronto ampliar nuestras opciones para el género masculino. Hay mucha vibración de buena onda y por eso intentaremos lograr nuestros objetivos", concluyó la empresaria.
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