Con apenas el 1,13% del plástico reciclado efectivamente en el Gran Resistencia, la creación de un sistema constructivo que aproveche este desecho podría activar nuevas cadenas de valor, generar empleo en la recolección, procesamiento y manufactura, y reducir significativamente los costos de producción en un sector clave como el de la construcción de viviendas.
Las pruebas de resistencia fueron exitosas: los prototipos que combinan PET con cemento alcanzaron entre 8,60 y 9,46 MPa, superando a los ladrillos cerámicos convencionales. Esto no sólo valida el uso estructural de estos ladrillos, sino que los posiciona como una alternativa viable, sustentable y competitiva en un mercado que demanda materiales más económicos, eficientes y con menor impacto ambiental.
El desarrollo aún enfrenta desafíos, como la falta de maquinaria industrial para procesar el PET en escala, pero ya se trabaja en soluciones. El grupo desarrolló incluso un molino triturador de PET que fue transferido a una comunidad en Corrientes, demostrando la factibilidad de escalar esta tecnología con inversiones accesibles y alto impacto local.
Con el crecimiento del interés por la economía circular y la construcción sustentable, esta innovación presenta una gran oportunidad de negocio para pymes, cooperativas, desarrolladores inmobiliarios y gobiernos locales, al tiempo que responde a una necesidad social: el acceso a viviendas de bajo costo con materiales que reduzcan la presión sobre el ambiente.
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