Algo no anda bien en Argentina: Arcor pierde $ 1.000 millones y Banco Macro gana $ 15.000 millones

(Por Íñigo Biain) Datos son datos: aunque el 2018 fue un año recesivo para el conjunto de la economía, no todos la pasaron igual: los bancos ganaron mucho dinero y las empresas de alimentos, por ejemplo, perdieron como hacía años no les pasaba. Macro vs. Arcor, ¿una “pelea” de modelos de país?

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¿Está bien que los bancos ganen dinero?
Sí.
¿Está bien que los bancos sean las únicas empresas que ganen dinero?
Hm… no.
¿Está bien que los bancos ganen más dinero aún vendiendo menos productos (préstamos)?
Definitivamente no.

La presentación de los balances trimestrales (que completan el ejercicio 2018) de varias empresas muestra que la economía argentina -además de sus desajustes “macro”- tiene serios problemas en la “micro”.

Empresas como ArcorMolinos Río de la PlataMastellone (todas vinculadas al consumo masivo) perdieron dinero, algo que va alineado a la recesión de la economía. Amargo, pero lógico.

La llamativo es que -por tomar un ejemplo- Banco Macro (que presentó números el jueves pasado) haya ganado un 55% más que en 2017: $ 15.780 millones de resultado neto (el resultado operativo neto fue de $ 22.475 millones, 51% más que el ejercicio 2017).

Descontando la inflación de 50%, los números del Macro siguen siendo positivos y lo ilógico es que esos resultados se lograron, incluso, vendiendo productos y servicios que -en volumen- estuvieron debajo de la inflación. Para ser claros: vende menos, gasta igual (o incluso más) y gana más plata.

La razón de esta sinrazón, ya se sabe, es la “aspiradora” de pesos que generó el Banco Central y que remunera generosamente para “secar” la plaza. Claro: las Lebacs (que podían ser compradas por particulares) “democratizaban” la renta financiera. Las Leliqs, en cambio, concentran esta renta en los bancos y pocas manos.

La industria asfixiada

En contraposición con los formidables balances que presentan los bancos, el sector industrial no reaccionó al “desfibrilador” de la devaluación: con un tipo de cambio de $ 42, sigue siendo tan alta la presión impositiva que la gran mayoría de los sectores industriales no pueden exportar y ganar dinero.

¿El plus? Las retenciones a las exportaciones industriales que redondea la mala lectura del gobierno: pensaban que con la devaluación, la industria (y no solo el campo) se volcaría al mercado externo y ganaría dinero (por eso el Estado se queda con una parte de esa supuesta “plusrenta” vía retenciones).

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