"Estábamos tan enfocados en abordar las crecientes de los ríos de la región pero no estábamos igual de preparados para las bajantes extraordinarias” fue una de las principales conclusiones del webinar “La bajante de los ríos Paraná y Uruguay, y su impacto socioeconómico y ambiental en la región Nordeste" organizado por la Facultad de Ingeniería de la UNNE.
Entre los datos relevantes aportados en las exposiciones, se destacó que la actual bajante en ríos de la región compartida por Argentina, Paraguay, Brasil y Uruguay es la más pronunciada en décadas, y nunca se tuvo una fase baja tan marcada desde la creación del sistema de alerta hidrológico de la Cuenca del Plata hace 37 años.
Se resaltó asimismo que desde 1970 se observa un crecimiento del caudal promedio del Río Paraná, que se incrementó 1,5 metros, por lo que entre 1901 y 1970 las bajantes eran más frecuentes, y desde 1970 se espaciaron los estiajes.
Consideraron que las represas ubicadas en distintos tramos de los ríos de la región no están incidiendo en la bajante actual, todo lo contrario, están aportando agua retenida para incrementar los caudales de los ríos.
Los expositores coincidieron también en que esta situación inédita debería motivar acuerdos para la gestión del recurso hídrico entre los países de la región.
El ing. Rohrmann, hidrólogo, docente de la FAI-UNNE y ex presidente de la Asociación Provincial del Agua de Chaco, brindó una serie de datos para graficar el porqué de tan pronunciada bajante de los ríos de la región, en especial del Paraná.
Entre los motivos de los cambios notorios desde 1970, dijo que pueden mencionarse los mayores índices de precipitaciones en las cuencas de los ríos Paraná y Paraguay desde 1970, así como la modificación del uso de suelo, pues, por ejemplificar, hacia el año 1890 el Estado de Paraná en Brasil tenía 83% de cobertura forestal y en 1990 del 5%. Menor cobertura boscosa representa menor capacidad de retener agua.
Entre sus conclusiones, Rohrmann reiteró que “las precipitaciones se desplomaron, lo cual es el principal motivo de la actual bajante extraordinaria”.
Consideró que debería acordarse entre los países de la Cuenca del Plata un protocolo respecto a cómo abordar cuestiones que se presentan en bajantes extraordinarias, como ser el manejo de caudales mínimos de represas, tratamiento de efluentes, vedas de pesca, asegurar la navegación, entre otros.
Posteriormente, el ingeniero Juan Borús, subgerente de Sistemas de Información y Alerta Hidrológico del Instituto Nacional del Agua (INA), señaló que “esta bajante sorprende”, no se dio en 37 años de existencia del sistema de alerta hidrológica de la Cuenca del Plata, que depende del INA.
Expresó que dicho sistema de alerta se creó con una impronta de atender crecientes, y ahora quedó en evidencia que no se tenía la mirada tan puesta en bajantes pronunciadas,
Sobre la situación actual, explicó que la cuenca del río Iguazú tiene una “memoria corta”, cambia rápido, por eso si hay precipitaciones que mejoren la cuenca del Iguazú puede ayudar al Río Paraná.
También para Borús se requiere un encare integral entre países de la región, pues se están registrando impactos como problemas con las tomas de aguas, dificultad en navegación, riesgos para la fauna íctica, derrumbe de barrancas, incendios, y presencia de residuos sólidos en las costas.
Por su parte, el Dr. Juan José Neiff explicó que sobre el río Paraná se tienen datos de altura desde 1901, y si bien son muchos años, “en realidad es un punto pequeño en la historia del río” lo que torna complejo describir y entender su comportamiento.
“A ciencia cierta no podemos predecir cuándo se revertirá este proceso de bajante, debido a que está definido por las lluvias que son difíciles de predecir” señaló.
Sobre los impactos de la actual bajante extraordinaria, para Neiff debería promoverse la actuación de un comité de crisis a nivel regional, y tomarse medidas a nivel de cuenca hídrica y no a nivel de provincias o país.
Por último, el ingeniero Gustavo Villa Uría, de la Subsecretaría de Obras Hídricas de la Nación, explicó que actualmente en la cuenca del río Uruguay se está en el tercer peor valor histórico en 90 años, en el Iguazú en el peor de toda la serie histórica y el Río Paraná registra el 12° valor más bajo de agua en 90 años.
También mencionó que las bajantes han sido muy contundentes hasta los años 70, y desde ese periodo se espacian los ciclos de aguas bajas en el Paraná. Entre las causas de ese cambio, mencionó el efecto regulador de las presas, que mitigan el impacto de los descensos naturales de las aguas, regulando la liberación de agua.
El webinar “La bajante de los ríos Paraná y Uruguay, y su impacto socioeconómico y ambiental en la región Nordeste" contó con una concurrencia que superó los 700 asistentes virtuales, entre la plataforma Zoom y la transmisión en simultáneo a través de YouTube.
La iniciativa estuvo a cargo de la Facultad de manera conjunta con el Consejo Federal de Decanos de Ingeniería, CONFEDI, y contó con participación como moderadores del profesor ingeniero José Basterra (Decano de la Facultad y Presidente del CONFEDI) y la Magister Ingeniería Indiana Basterra (Directora de Especialización en Ingeniería Ambiental de la UNNE).
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