El sector inmobiliario del Noreste Argentino comienza a dar señales concretas de recuperación, con Chaco y Misiones como referentes de un nuevo ciclo de dinamismo impulsado por el regreso del crédito hipotecario, la búsqueda de refugio de valor en el ladrillo y la aparición de proyectos de desarrollo con fuerte impacto económico y social.
En Chaco, según Sergio Centurión, presidente del Colegio de Corredores Inmobiliarios, desde diciembre de 2023 se observa un crecimiento sostenido en la compraventa de propiedades ya construidas. El mayor movimiento se da en zonas periféricas de Resistencia y en localidades cercanas como Colonia Benítez, Puerto Tirol y Margarita Belén, donde los terrenos y viviendas usadas se han convertido en una opción atractiva frente a la aún limitada construcción de obra nueva.
Centurión destaca el impacto del retorno de los créditos hipotecarios, que aunque inicialmente concentrados en grandes centros urbanos, comienzan a derramarse hacia el interior. En este contexto, el Colegio chaqueño trabaja junto al Banco Nación en una plataforma que agiliza la gestión de créditos, acortando los tiempos entre la preaprobación y la concreción de operaciones.
Por su parte, en Misiones, el empresario Maximiliano Haene (titular de Haene Castuariense Inmobiliaria) coincide en que “el clima de negocios cambió”, destacando un repunte en la confianza del inversor. “La cuota de un crédito hipotecario hoy se equipara al valor de un alquiler. Eso genera un cambio de mentalidad: pagar por algo que te queda y no sólo por el uso”, asegura.
Uno de los factores clave es el llamado “dólar colchón”: ese ahorro informal en divisa extranjera que, ante señales de estabilidad económica y acceso al crédito, comienza a volcarse al mercado inmobiliario. “Muchas familias optan por invertir en ladrillos frente a la pérdida de valor del dinero, incluso en dólares. En contextos de inflación global, la inversión en bienes raíces vuelve a tener lógica”, apunta Haene.
Ambos referentes coinciden en que la estabilidad es un valor clave para que el ladrillo vuelva a ser refugio de inversión. En ese sentido, el mercado inmobiliario del NEA aparece como una opción estratégica para inversores que buscan diversificar fuera de los grandes centros urbanos, aprovechar precios aún competitivos y capitalizar los beneficios de nuevos instrumentos de financiación.
Mientras el dólar colchón se transforma en ladrillo, el sector inmobiliario regional suma impulso, consolida oportunidades y redefine su rol como motor económico en una etapa clave de transición y redefinición del país.
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