El sello de certificación orgánica es una garantía de confianza para el consumidor, quien espera que en la producción del alimento que compra sólo se hayan utilizado insumos orgánicos, como biopesticidas, biofertilizantes y bioestimulantes. Al mismo tiempo, los principios de la producción orgánica deben contemplar los recursos naturales, aplicar métodos culturales, biológicos y mecánicos, mantener o incrementar la fertilidad del suelo y la biodiversidad, conservar los recursos hídricos y evitar el uso de productos de síntesis química, tóxicos para el ambiente.
El sello orgánico cuenta con el aval de una empresa certificadora. En Argentina, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) es la entidad encargada de generar normativas, diseñar y garantizar el sistema de control de la producción orgánica. Al mismo tiempo, habilita las certificadoras, solicita auditorías a entidades certificadoras y realiza visitas de supervisión a los operadores orgánicos.
Misiones cuenta con tres certificadoras habilitadas. Se trata de OIA, Ecocert y LETIS S.A. Las mismas deben encargarse de llevar registros donde se describan las actividades a lo largo de la cadena productiva. De esta forma, se busca establecer evidencias de la conformidad de la condición orgánica. Los registros deben estar siempre actualizados y a disposición de la entidad certificadora y el Servicio Nacional.
Para verificar el cumplimiento de las empresas, las certificadoras realizan visitas de inspección. Se hace una inspección inicial y luego de acuerdo al riesgo una o más visitas anuales. Al verificarse el cumplimiento de todos los requisitos se inicia el seguimiento y una vez que se cumple el lapso establecido por reglamentación, el sistema productivo alcanza la condición de orgánico.
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