Kassab transformó el modelo de comercialización en la región al introducir pagos en efectivo y en el momento a los productores, una innovación que no solo mejoró la liquidez del sector, sino que también redefinió las reglas de juego entre las grandes empresas. Esta estrategia, considerada disruptiva, generó un efecto multiplicador en toda la cadena yerbatera, dinamizando la economía regional.
Con sus marcas Secadero, Don Omar y Salam (una yerba despalada con proyección internacional), el empresario no solo abastece el mercado externo. El objetivo: insertar la yerba mate en nuevos públicos y fortalecer su identidad en el consumo joven y urbano.
Kassab fue pionero en abrir mercados como Turquía, donde la comunidad siria refugiada por la guerra civil impulsó el consumo del mate. Esta expansión geográfica le permitió diversificar riesgos, aprovechar acuerdos fiscales y sortear limitaciones aduaneras, consolidando una logística de exportación eficiente y rentable.
Con visión de largo plazo, Kassab recorre ferias internacionales, busca nuevos socios comerciales y apuesta al agregado de valor como eje estratégico. Su historia, que comenzó con un primer container a Siria hace más de una década, es hoy un caso de éxito empresarial que demuestra cómo un producto tradicional argentino puede convertirse en embajador cultural y motor económico global.
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