Mientras otras provincias lograron ajustar sus cuentas a partir de 2024, Chaco sigue en números rojos. El uso reiterado de anticipos de coparticipación se volvió una constante: solo en 2024 se recurrió a este recurso en todos los meses menos uno, y en lo que va de 2025, no hubo excepción. El total de adelantos solicitados ya supera los $ 60.000 millones. Aunque estos préstamos cuentan con tasas relativamente bajas, el impacto no es neutro: restan capacidad futura de gestión.
Recaudación débil y prioridades forzadas
La esperada recuperación de ingresos provinciales y nacionales no se materializó. La recaudación del IVA, uno de los principales motores de distribución federal, sigue por debajo de lo proyectado, lo que agudiza la fragilidad de las finanzas chaqueñas. En este contexto, el presupuesto se estructura bajo una lógica de emergencia: primero salarios, luego (si queda margen) se atienden otras necesidades.
Los salarios: una mejora que no alcanza
Pegoraro indicó que los salarios estatales mostraron una leve recuperación en términos reales (un 15% frente a 2024), pero aún se encuentran por debajo del nivel de diciembre pasado y un 17% por debajo del promedio de 2023. La recomposición salarial es una disputa constante en un contexto donde la inflación desacelera, pero la economía provincial no logra dinamizarse.
Deuda creciente y presión sobre el Tesoro
En busca de liquidez, Chaco también recurrió a la emisión de letras del Tesoro por un monto estimado entre $70.000 y $75.000 millones. Las condiciones de financiamiento, sin ser leoninas, resultan más costosas que las de otras jurisdicciones con regalías hidrocarburíferas o perfil crediticio más sólido. La dependencia del crédito de corto plazo refuerza la vulnerabilidad estructural.
El sector privado tampoco repunta
El panorama se agrava con una recuperación económica desigual en el sector privado. Desde finales de 2023, se han perdido cerca de 4.000 empleos formales, lo que refleja que el repunte productivo todavía no llega a gran parte de la población. Esto limita la recaudación y amplía la presión sobre el gasto público.
¿Qué puede venir?
Chaco está atrapada entre la urgencia del corto plazo y la falta de herramientas para una salida sostenible. Sin un plan de estabilización nacional que reactive la coparticipación, y con escaso margen para financiamiento propio, la provincia deberá tomar decisiones difíciles: más ajuste, renegociación de pasivos o redefinición de prioridades.
La pregunta de fondo es ¿cuánto tiempo más se puede sostener un modelo en el que el Estado solo funciona para pagar sueldos?.
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