El mundo ensaya múltiples respuestas políticas mientras los contagios se multiplican y las economías se desmoronan. Todas las expectativas están cifradas en una solución casi mágica: “la vacuna”, pero ni el coronavirus va a desaparecer de la noche a la mañana, ni la economía va a salir a flote por sí sola: hay que ayudarla.
Como país, como región y como provincia tenemos la obligación de decidir de qué manera vamos a edificar nuestro futuro aprovechando las oportunidades del presente. Basta de recetas de iluminados, basta de cantos de sirena. Tenemos que crecer con sensatez. Por eso este Consenso Fiscal 2020, que no es otra cosa que una serie de acuerdos a los que se comprometen las administraciones provinciales y la Nación, apunta a salir adelante con responsabilidad.
En concreto, el objetivo es no profundizar el vaciamiento del Estado cuando más se lo necesita, porque fue gracias a un Estado presente que se pudo generar asistencia financiera para las pymes, créditos para microemprendimientos, exenciones impositivas, condonaciones de deudas y ayudas extraordinarias para los sectores más vulnerables durante el año que termina.
Por ese motivo decidimos no endeudarnos en dólares que después no podremos devolver, y por ese motivo decidimos suspender por un año la contracción de la base tributaria de las provincias, mientras la actividad se pone en marcha por la vía de recursos nacionales y un Presupuesto 2021 que apuesta fuertemente a la obra pública.
En este contexto cabe revalorizar la estratégica consolidación del Norte Grande, que sufre asimetrías estructurales respecto a las provincias centrales, y que por la vía de los recursos que comenzarán a volcarse en 2021 podrán edificar una nueva realidad. Diez provincias de distintos signos políticos hemos sellado nuestro propio “Consenso”, que convivirá armónicamente con el “Consenso 2020”, para crecer juntos, que es la única forma posible de crecer.
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