La transformación digital no es un fenómeno reservado a las grandes urbes: está atravesando cada rincón del país, y el Nordeste argentino (NEA) no es la excepción. Sin embargo, el impulso de la conectividad aún no se traduce en un crecimiento robusto del empleo en el sector de Servicios de Software e Informáticos (SSI), según revela un reciente informe de la Fundación Mediterránea, titulado “El Desarrollo del Sector SSI en el NEA”, presidida por María Pía Astori.
La revolución de la conectividad en el NEA
Impulsada por el cambio de hábitos tras la pandemia, la conectividad móvil y fija en la región ha dado un salto importante. Hoy, Corrientes lidera con 80 accesos a internet móvil por cada 100 habitantes, seguida por Misiones (79) y Chaco y Formosa (77).
Pero el salto no sólo es cuantitativo. La velocidad también mejoró: desde 2022, Formosa duplicó su velocidad promedio de internet de 30 a 72 Mbps, mientras que Misiones pasó de 49 a 91 Mbps, gracias al avance de la fibra óptica y la mayor demanda de planes más potentes.
Este escenario abre oportunidades para nuevos modelos de negocio, trabajo remoto y emprendimientos digitales, aunque aún con desafíos por delante.
Empleo SSI: oportunidades no capitalizadas
Pese a la mejora en infraestructura, el sector de software aún representa una porción muy baja del empleo privado registrado en el NEA. La situación más crítica se da en Misiones, que se ubica entre las cinco provincias con menor participación del SSI en el empleo formal, con apenas el 1%.
En el otro extremo, Formosa sorprende al posicionarse quinta a nivel nacional, con el 2,1% del empleo privado registrado explicado por el SSI. Le siguen Chaco (1,7%) y Corrientes (1,6%).
No obstante, estos porcentajes deben ser leídos con cautela: el empleo privado registrado en Formosa representa solo el 10% de su población total, lo que limita el impacto real del sector en la economía local.
El desafío: conectar infraestructura con desarrollo productivo
La mejora en conectividad es un paso necesario, pero no suficiente. El informe remarca que el verdadero desafío está en convertir esa infraestructura en un motor de desarrollo del empleo de calidad y con proyección global, algo que el sector SSI puede ofrecer.
Con políticas públicas adecuadas, incentivos a la formación digital y un entorno más favorable para emprendedores tecnológicos, el NEA podría capitalizar su conectividad como una ventaja competitiva real.
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