El fenómeno del comercio electrónico suma presión al panorama: la creciente migración de consumidores hacia plataformas digitales, muchas de ellas extranjeras, erosiona las ventas de los comercios locales, que deben competir con precios, logística y tecnología difíciles de igualar. Este cambio estructural afecta especialmente a los pequeños y medianos negocios que sostienen el empleo en la ciudad.
Desde la Cámara de Comercio de Resistencia advierten que, más allá de los factores macroeconómicos, la falta de políticas públicas orientadas al desarrollo pyme profundiza las asimetrías regionales. Un par de puntos en la presión fiscal o en los costos operativos puede marcar la diferencia entre sostenerse en Chaco o trasladarse a otra provincia.
A este escenario se suma la dificultad de acceso al crédito. Las elevadas tasas de interés vuelven inviable la financiación para proyectos de inversión o incluso para capital de trabajo, dejando a las pymes sin margen de maniobra. La situación no es nueva, pero su persistencia revela la ausencia de una estrategia de financiamiento pensada a largo plazo.
Para los empresarios locales, el trabajo articulado entre el Estado y el sector privado es clave si se busca sostener el tejido comercial en la región. La cooperación en aspectos fiscales, crediticios y de capacitación aparece como condición necesaria para evitar un mayor deterioro.
En este contexto, las pymes chaqueñas siguen apostando a la resiliencia. Pero sin herramientas concretas, lo que hoy es reconversión puede mañana transformarse en cierre.
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