Con 300 milímetros de déficit de lluvias, la ganadería del Norte correntino entra al invierno en condiciones desfavorables

Desde el Inta El Sombrero evaluaron la situación y detallaron ítems para el manejo en esta temporada. Ante el déficit hídrico en los últimos meses, y entrando a los meses críticos del año para la actividad ganadera, brindaron una serie de recomendaciones para enfrentar esta temporada invernal.

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El trabajo de los técnicos Luis Gándara, Mercedes Pereira y José Casco señala que la comparación entre las precipitaciones históricas y las de los meses marzo y abril de 2020 arrojan aproximadamente unos 300 milímetros menos de lo normal, lo cual generó una disminución considerable en el crecimiento de los pastos que son claves para el periodo invernal.

En este sentido, señalaron que conocer las características de las condiciones del tiempo permite hacer planificaciones para el manejo del rodeo.


Otro factor muy importante que debe tenerse en cuenta es la disponibilidad de agua en el suelo. Y en este punto, a través de una serie de variables los técnicos observaron cómo se han modificado los valores desde febrero a abril, donde los niveles de agua útil (que puede ser captada por las raíces de las plantas para cubrir sus necesidades) son cercanos a 0. En términos generales, valores de 20% o inferiores se consideran muy críticos para el crecimiento de cultivos y pasturas.

Sobre las opciones para aumentar la oferta de forraje para el periodo invernal, desde el Inta El Sombrero enumeraron y detallaron varias alternativas.

Por un lado, señalan la importancia de diferir forraje en pie, que es una práctica donde pastizal o pastura, no son utilizados durante parte del periodo de crecimiento.

Generalmente desde de febrero a fines de marzo se clausura un área durante un periodo de 90 a 120 días, para ser utilizado en el invierno, y a veces, parte de la primavera.

Pero como cualquier otro recurso su uso debe ser planificado de manera tal de obtener las mejores respuestas, tanto por parte de los animales como de las pasturas. “La cantidad de pasto a transferir dependerá del momento en que se realice la clausura del lote y las condiciones del tiempo durante este periodo”, señalaron los técnicos.

En función de los resultados de acumulación de forraje y para buscar un equilibrio entre calidad y cantidad se recomienda iniciar las clausuras los primeros días de marzo. En el caso de disponer a principio del año, información agroclimática sobre un posible evento Niña-Sequía, se debería anticipar las fechas de clausuras hacia inicios de febrero.

También se recomienda el cultivo de la caña de azúcar, que se adapta a una gran parte de la región Noroeste de la provincia de Corrientes. La obtención de altas producciones en caña de azúcar está condicionada al uso de fertilizantes.

En ensayos conducidos en la EEA Corrientes se lograron producciones superiores a 70 tn/ha/año. Ejemplo de capacidad de alimentación por 120 días desde junio hasta septiembre una vaca (en mantenimiento) con un consumo de 8 kg/cab /día, se podrían alimentar 73 vacas con solo 1 hectárea de este recurso forrajero.

También se detalló la alternativa del pasto elefante, que en los últimos años se vienen evaluando nuevos materiales de alta producción y calidad. Los rendimientos de forraje son similares a los de la caña azúcar con la diferencia de época de uso, ya que éste puede utilizarse durante primavera, verano y otoño o ser diferido para el invierno.

Los verdeos de invierno son una alternativa principalmente para sistemas agrícolas-ganaderos del Centro-Sur de Corrientes. Estos recursos cubren gran parte de los requerimientos energéticos y proteicos de los bovinos en crecimiento (150 a 250 kilos de peso vivo), permitiendo obtener buenas ganancias de peso vivo. Los verdeos más utilizados son la avena negra y el raigrás. Sin embargo, la utilización de estos se ve limitada por las precipitaciones (excesos en marzo-abril y escasas el periodo de utilización junio, julio, agosto y septiembre). 


En cuanto a los forrajes conservados (heno y silajes), se trata de prácticas agronómicas mediante la cual se conserva un forraje por un tiempo determinado, para ser utilizado en otro momento. Las reservas de forraje a base de heno principalmente de pasturas megatérmicas y silajes de sorgo o maíz. Estos forrajes básicamente aportan fibra, y su calidad variará en función del material almacenado y las condiciones de este al momento de la cosecha/confección. 

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