La marca comenzó con ventas informales a través de redes y recomendaciones de amigas. Con el tiempo, y tras asociarse con un taller que le permitió fabricar sus propios diseños, Fulannas apostó por un diferencial clave: ofrecer calzado hecho 100% en cuero vacuno, con personalización en cada detalle. “Cada clienta puede crear el zapato de sus sueños: elegimos el modelo, la textura, el color y hasta los accesorios”, explica Daiana.
Hoy, Fulannas emplea a unas diez personas entre el equipo de ventas y el fason, con una producción orientada al público que valora la calidad, el diseño y la trazabilidad del producto. “El cuero vacuno es un subproducto de la industria cárnica, que de no utilizarse, sería descartado. Así reducimos residuos y promovemos un consumo más consciente”, señala Daiana, quien también se especializa en análisis de huella ambiental.
Como cierre de esta nota, Daiana deja estas palabras para las emprendedoras “Emprender no es tener todo resuelto, es animarse a empezar incluso cuando no sabés si va a funcionar. Es convertir una idea, una necesidad o incluso un error… en una oportunidad. No se trata solo de vender, sino de crear algo que tenga tu sello, tu historia, tu esencia. En el camino vas a aprender más de lo que imaginás: de números, de personas… y sobre todo, de vos misma. Porque emprender no solo transforma lo que hacés, te transforma a vos”.
Con base en Misiones, Fulannas representa un ejemplo de reconversión profesional, visión de negocio y propósito. A un año y medio de liderar sola la marca, Daiana no solo diseña y gestiona, sino que proyecta escalar el emprendimiento sin perder su esencia: calidad artesanal, cercanía con el cliente y compromiso ambiental.