Frente al cambio climático que afecta la producción en zonas tradicionales, como Colombia o Brasil, Misiones gana terreno. Las sequías en regiones ecuatoriales están empujando las plantaciones hacia el sur, y el norte argentino ofrece altitudes medias, lluvias constantes y un ecosistema favorable para el cafeto. Esta nueva frontera agrícola se presenta como una oportunidad concreta para diversificar la matriz productiva provincial.
Distintas experiencias ya comenzaron a gestarse en la provincia. En Campo Viera, productores de té están incorporando café como estrategia de diversificación. En El Soberbio, se prueba el cultivo bajo sombra, con prácticas agroforestales que protegen el suelo y la biodiversidad. Estos ensayos demuestran la viabilidad técnica del café y abren la puerta a un modelo productivo sustentable y de alto valor agregado.
La oportunidad económica es clara: en 2024, Argentina importó más de 32 millones de kilos de café, con un gasto superior a los 200 millones de dólares. Sustituir parcialmente esas importaciones con producción local permitiría generar empleo, promover pymes y construir una cadena de valor que incluya cultivo, tostado, envasado y comercialización, todo con sello misionero.
El café, con un precio internacional estable que ronda los 8.500 dólares por tonelada, representa una alternativa rentable para pequeños productores y empresas agroindustriales. Apostar por esta economía emergente no solo implica un negocio con potencial de crecimiento, sino también una oportunidad estratégica para posicionar a Misiones como la “provincia de las infusiones”, integrando yerba, té y ahora café bajo una identidad productiva sólida y de proyección global.