Actualmente gestionada por Lucía Pagliari, bisnieta del fundador, la estancia ofrece una experiencia completa: alojamiento con pensión completa, media pensión o desayuno, recorridos por el monte nativo, avistaje de fauna, yerbales, y eventos especiales como encuentros de luna llena con cena bajo las estrellas y clases de yoga al atardecer. El enfoque está en la calidad, la atención personalizada y la conexión con la historia del lugar.
El modelo de negocio apuesta a un flujo constante de visitantes sin perder exclusividad. Con precios competitivos, Santa Inés logra ser rentable sin dejar de ser accesible.
El turismo extranjero, especialmente de Europa y Canadá, sigue siendo clave. Pero tras la pandemia, creció notablemente el turismo interno, que hoy representa una porción importante del flujo de visitantes. Muchos llegan por agencias o búsquedas online, pero el boca a boca sigue siendo una de las mejores herramientas de promoción.
Más allá del turismo, Santa Inés genera empleo genuino y local. El equipo está formado por descendientes de antiguos trabajadores de la estancia, lo que suma valor y autenticidad al servicio.
Con la vista puesta en el futuro, el proyecto se fortalece con una visión sostenible: conservar la casa original, proteger el monte nativo y seguir ofreciendo una propuesta honesta, cálida y con identidad misionera. Santa Inés no es solo un hospedaje rural: es una marca con alma.