El predio tiene el concepto de vinoteca integrada a la plaza. Cuando uno ingresa al local, lo primero que encuentra son las góndolas de miles de botellas en exposición ordenadas por proyectos y no por varietales como se acostumbra, y separando los blancos y rosados de los espumantes. Además de la exhibición de aceites de oliva de marcas como Laur, que encabeza el ranking mundial de los mejores, Zuccardi y otras destacadas.
En el salón contiguo reina una mesa de madera de marmelero de más de 260 años de seis metros de largo y 1,20 de ancho, mesa donde desde hace tiempo se celebran las más variadas catas de vino: cata de arte, cata de numerología y astrología, cata con especialistas y sommeliers de otros lugares.
Tanto fuera como dentro prima la naturaleza que está integrada y convive armoniosamente con la moderna edificación.
En el piso superior los pisos son de madera de Guatambú, las sillas de Paraíso, los muebles de Kiri y los cajones de Laurel, todos materiales y mano de obra locales. En el centro, abriéndose camino hasta salir por el techo, crece un árbol de palta cuyos frutos se utilizan en la gastronomía. Los espacios están diferenciados por el mobiliario y la decoración, cada uno con personalidad propia pero sin salirse del esquema principal.
Pasando al patio uno se encuentra con árboles y vegetación variada, un chachi de orquídeas de 38 años del cual se desprenden todas las orquídeas del orquidiario que rodea el lugar, las mesas sobre tarimas a la fresca sombra de los árboles ideal para almuerzos y cenas de relax y reconexión con la naturaleza. En el mismo patio está lo que llaman “la pérgola” un espacio reservado con una bellísima mesa marcada con los años de nacimiento de los miembros de la familia, con aire acondicionado y un ambiente más íntimo.
Siguiendo por un pasillo y hacia el fondo se encuentra una barra de tragos en la parte de abajo, y arriba “la cabaña de los enólogos” un espacio donde los catadores invitados de otras partes duermen y tienen su espacio, con una mesa, cama, cocina, baño individual y aire acondicionado. Cuando no hay alojado un sommelier, el público puede reservar el espacio para comer y tener un espacio más íntimo, aunque no funciona como hospedaje.
Siguiendo por un pasillo con jardines verticales, con riego de sistema por goteo se llega al jardín fina, un espacio que se está preparando para re-lanzarse con un sistema de acuaponia (combina acuicultura e hidroponía) un sistema cerrado en el que los peces y las plantas se retroalimentan. El espacio estará disponible muy pronto.
Este proyecto emplea a 30 personas, que son formados allí mismo para brindar el servicio más exquisito y detallista.
La nueva propuesta de almuerzos, consiste en menúes gourmet de cuatro pasos según la estacionalidad, con la posibilidad de disfrutar de excelentes vinos. Este servicio esta disponible de martes a domingos de 11 a 15, para quienes quieran tener un almuerzo de calidad y con un ambiente relajante en espacios al detalle armonizados y rodeados de naturaleza.
Fuente: Economis