Un grupo de emprendimientos correntinos de impresión 3D y otros autoconvocados conformaron “Makers”, un equipo que -en forma colaborativa- se encuentra fabricando mascarillas a través de esta tecnología. Una vez finalizados los entregan al Comité de Crisis por la emergencia del COVID-19 para su distribución. A través del sitio web (ver acá) reciben donaciones para continuar realizando sus trabajos.
Al respecto, el coordinador del Club de Emprendedores, Javier Ponce, señaló que el objetivo es poner a disposición la tecnología de impresión 3D para “cubrir la demanda de los sectores implicados”. La mascarilla posibilita cubrir la cara de los médicos y agentes de seguridad y, aunque “no reemplaza al barbijo que se pone debajo”, ayuda en “caso de un estornudo, tos, o para cubrir los ojos”.
Además el modelo actúa como una “barrera”, porque imposibilita al personal a tocarse la cara, sirviendo con una eficaz forma de prevención. “Uno de manera instintiva se toca la cara, y estos protectores no permiten hacerlo. De esta manera el contagio involuntario se evita”, explicó Javier.
En la página de Makers, suman voluntarios con impresoras 3D, reciben donaciones de materiales como acetato, elástico o filamento o el dinero para comprarlos y, además, recepcionan las demandas de los establecimientos de Salud para crear la cantidad de máscaras que precisa el sector.
Actualmente son más de 20 las impresoras que se encuentran fabricando las mascarillas de manera ininterrumpida, sumando un importante aporte en el escenario de emergencia sanitaria. Al respecto, Luis Squarzón, coordinador de Planificación de la Dirección Provincial de Energía (DPEC) e integrante del grupo, agregó que, luego de varias pruebas, seleccionaron un tipo de modelo específico que está listo en menos de una hora y media y exige una utilización menor de los materiales, siendo más útil y económico para producir en serie.
“Comenzamos imprimiendo individualmente sin tener un diseño en común hasta que nos pusimos de acuerdo en imprimir el modelo San Luis (así le decimos) por su facilidad de impresión, la poca cantidad de material que lleva y el tiempo que demanda cada unidad”, indicó.
Ahora poseen un método organizado y sistematizado de trabajo aunque cada uno de los 17 voluntarios “no nos conocemos las caras”, y lo hacen todo “a través de Whatsapp”, coordinando así la labor sin violar el pedido de quedarse en sus casas.