Jorge Neme, secretario de Relaciones Económicas Internacionales de Cancillería informó en reunión con productores, que el proyecto representa una inversión de US$ 3.500 millones que permitirían generar 9.500 puestos de trabajo directos y hasta 42.000 indirectos. Las provincias de Santiago del Estero, Formosa, Chaco, Entre Ríos, Salta y Corrientes aparecen como potenciales sedes de las granjas a instalarse, donde se pretende alcanzar en seis años 1.800.000 toneladas de carne para China.
La médica veterinaria Gabriela Chileski es especialista en Producción y Sanidad Porcina, magíster en Salud y Producción Porcina y docente del Hospital Escuela Veterinario de Grandes Animales de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional del Nordeste (Unne) y fue consultada desde el Departamento de Comunicación Institucional del Rectorado de la Unne, sobre las objeciones que se argumentan.
Para Chileski no resulta correcta la afirmación de que un sistema de producción industrial de carne con características de factorías (como sería el caso de la producción de carnes de cerdo que encararía Argentina) es el caldo de cultivo ideal para la propagación de patógenos y la aparición de nuevas enfermedades infecciosas. Y opinó que existe mucha información circulando a raíz de este anuncio, de la cual hay información incorrecta que es bueno aclarar.
En referencia a si existe riesgo de impacto ambiental en cuanto a un crecimiento muy marcado de la producción como generaría un acuerdo con China, manifestó que la producción porcina genera efluentes, los cuales al ser mal utilizados son nocivos para el medioambiente, pero existen legislaciones nacionales, provinciales y municipales que regulan su tratamiento.
La producción de cada una de estas nuevas granjas tendrá un tratamiento controlado de estos efluentes. Con la utilización de plantas de biogás, las heces mediante producción anaeróbica producirán el gas metano con el que se generará energía eléctrica para abastecer los establecimientos y también, eventualmente, a la energía eléctrica pública.
El proyecto impulsado por China, que daría lugar a un acuerdo con Argentina, propone para los próximos 4 a 6 años instalación de 25 granjas de 12.000 madres porcinas, que producirían 900.000 toneladas de carne. Ahora bien, para producir cerdos se necesita disponibilidad de granos (maíz y soja) que representan el 70% del costo de producción.
En cuanto a superficie disponible, Argentina tiene actualmente 2-3 cerdos por km2 en comparación con países de la Unión Europea que tienen 70 cerdos por km2; además cuenta con un clima adecuado y un estatus sanitario de excelencia.
El proyecto plantea que todo lo que se produzca será para el mercado de exportación, no será destinado al consumo interno, por lo tanto la producción nacional de cerdo no se debería ver afectada, si bien hay mucha incertidumbre sobre cómo va a poder convivir la producción nacional con este proyecto.
En un trabajo publicado por Juan Luis Uccelli, referente del sector porcino y asesor de algunos proyectos productivos, el profesional realizó una radiografía de la actividad, que ha tenido un crecimiento exponencial en los últimos años.
“En Argentina hace años que empezamos una campaña de mejora en la producción y que hoy nos encuentra con un muy buen desarrollo, cuidando todas las condiciones que necesita un consumidor responsable”, señaló el trabajo del referente y ex presidente de la Asociación Argentina de Productores Porcinos.
En este aspecto, explicó que el sector genera trabajo a más de 70.000 personas, muchas de las cuales se encuentran en la zona de producción, generando arraigo local. El consumo de maíz representa el 3,04% de la producción total y en el caso de la soja nada más que el 1,04%. “Apenas representamos menos del 0,4% del PBI.
“La producción porcina es por definición intensiva, es un sistema que hace un uso intensivo de los medios de producción, obteniendo el máximo resultado en la producción animal, empleando el manejo correcto, la capacidad genética, la mano de obra, los insumos especializados y el capital”, explicó Uccelli en su trabajo. Además, detalló que “el resultado correcto de dicha actividad se transforma en un producto de calidad, con altos niveles de eficiencia y el menor costo posible”.
Y respecto del estatus sanitario de la Argentina en producción porcina, detalló que “el país está considerado uno de los países con mejor status sanitario en producción porcina del mundo, resultado de un trabajo en equipo entre el Senasa y el sector privado. En producción porcina el objetivo no es curar los animales, sino evitar que se enfermen, razón por la cual los protocolos de bioseguridad son tan altos”.