Carlos Melconian cree que hace falta un “cuadrilátero” de gobernabilidad para sacar al país del pozo:
- Un buen plan macro (siempre postuló eso, un plan consistente y no un plan de shock, como algunos malinterpretan).
- Un paraguas político que lo albergue (con alianzas parlamentarias y consensos básicos).
- Un nuevo acuerdo con el FMI y los bonistas (no cree en una salida “a la uruguaya”, sin quita).
- Un canal con la Suprema Corte que entienda el momento político económico (y que no tire en contra, como hizo el fallo de ayer).
En su charla en el Coloquio de la UIC fue gráfico al explicar: para atravesar estos contextos de transición hace falta plata. Y esa plata son dólares y esos dólares son las reservas.
Las reservas son como una vaca dando de mamar a tres terneros, graficó: un ternero es la demanda de dólares para atesoramiento; otro es el pago de intereses y vencimientos de deuda; el tercero son los depósitos en dólares en los bancos.
¿Alcanza la leche hasta diciembre? -se autopreguntó y respondió: “Sí, pero no para todos por igual”. Por eso hubo que pegarle un palazo a dos de los tres terneros: el que chupa dólares para atesoramiento (y por eso el “cepito”) y el que toma dólares para pagar intereses (por eso el “reperfilamiento”). Al que no hay que pegarle es al que pide dólares en el mostrador de los bancos, explica, porque eso sería lo peor.
En ese contexto explicó que el sistema financiero está sólido, pero a costa de tener 50% de los depósitos en dólares inmovilizados y el otro 50% que se presta a exportadores que cobran en dólares. La solidez -razona- es más porque el sistema financiero actúa como una caja fuerte donde se guardan dólares que como un mecanismo para prestar dinero y mover la economía.
¿Qué viene?
Independientemente de quién gane en octubre (o noviembre), el economista cree que el tipo de cambio libre y flotante no vuelve más (es conocida su opinión que fue un error liberar el cepo “de una” cuando asumió Macri en 2015).
Para Melconian, se irá a un sistema de doble tipo de cambio como rigió históricamente en el país e -incluso- dio un paso más allá: por qué poner un límite de US$ 10.000 dólares (y no 5.000) en el “cepito”. En su mirada, es factible que esta restricción sea necesaria en un futuro más cercano que lejano.
Además, mirando los números macro, opina que no hay margen para un “reperfilamiento” de deuda “a la uruguaya”, es decir, sin quita. Además de esta negociación con los bonistas -y en paralelo- habrá que charlar con el FMI cómo sigue el programa de asistencia. “Los bonistas mirarán qué hace el Fondo y en el Fondo mirarán si los bonistas entran al canje. Será una negociación larga”.
Entre los consensos que deberíamos construir hacia el futuro, además de algún tipo de equilibrio fiscal, habría que sumar que Argentina no puede tomar deuda para solventar gastos corrientes. “Está claro que eso de tomar dos copitas de vino no nos sale… nos vamos por la botella”, dijo en alusión a la “compulsividad” del país de tomar crédito para cerrar brechas fiscales.
Más vómitos
En su aplaudida charla en el Coloquio de la UIC, Melconian llamó a mirar las tres transiciones que podrían compararse con esta que se abre ahora:
- La de Alfonsín a Menem (donde la economía había “vomitado” buena parte de sus descomposturas, pero siguió vomitando hasta el Plan de Convertibilidad).
- La de Duhalde a Kirchner (donde se había “vomitado” todo).
- La de CFK a Macri (donde no hubo “vómito” sino que fue una crisis “asintomática” y mal explicada por el nuevo gobierno, además).
Aunque no lo dijo abiertamente, el economista se inclina a pensar que esta será una transición más parecida a la de Alfonsín a Menem, donde los “vómitos” (la devaluación pos-paso, el reperfilamiento) no terminaron de “limpiar” la descompostura de la macro.
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Los economistas y los encuestadores , no pegan una.