Un estudio preliminar de la UNNE y el INTA Cerro Azul evaluó el aporte nutricional de la “harina de hojas secas de mandioca” e identificó que satisface casi 25% de la ingesta diaria recomendada de proteínas en la dieta humana y el 100% de calcio, hierro, magnesio y otros minerales.
En las cadenas agroalimentarias hortícolas, implementar estrategias tendientes a intensificar el uso de los subproductos y su agregado de valor, constituye un desafío para dar un destino útil a la proporción no comercial en fresco.
Dentro de los cultivos hortícolas, en el caso de la mandioca, que en gran medida es cultivada por pequeños productores, se aprovechan las raíces tuberosas amiláceas para autoconsumo, alimentación animal, venta como hortaliza en fresco o para la obtención de fécula. Pero las hojas de las plantas de mandioca se descartan, generando un desaprovechamiento productivo y a la vez un problema ambiental por su disposición final.
Recientes investigaciones evaluaron el uso potencial forrajero de las hojas de mandioca para la elaboración de productos para alimentación animal, y de igual manera el alto contenido de proteína, vitaminas y minerales de las hojas podrían aprovecharse en el desarrollo de tecnologías para la elaboración de productos para consumo humano.
En ese aspecto, un proyecto de investigación de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE y el INTA Cerro Azul, Misiones, consideró viable el aprovechamiento de las hojas de mandioca por medio de harina que puedan ser incorporadas a mezclas alimenticias.
“La inclusión de harina de hojas de mandioca en alimentos para consumo humano puede ser una alternativa alimentaria innovadora para Argentina, donde las raíces tuberosas constituyen el único producto de cosecha de esta especie” destacan desde el equipo de investigación a cargo del estudio.