La entidad bursátil aclaró que las previsiones se encuentran sujetas "a la evolución del contexto económico y a la ocurrencia oportuna de precipitaciones durante la ventana de siembra". Respecto a la variable climática, para los meses de julio a septiembre se augura un invierno predominantemente seco, con aportes hídricos moderados sobre la provincia de Buenos Aires, Norte de La Pampa, Sur de Córdoba, Entre Ríos, Corrientes y Este de Chaco.
"De cumplirse estos pronósticos, se contaría con humedad suficiente en la cama de siembra en los núcleos girasoleros del centro y norte del área agrícola, pudiendo llevar adelante las labores y lograr una implantación exitosa, mientras que hacia el interior del país podrían acentuarse las condiciones de déficit hídrico", destacó la BCBA.
En cuanto al escenario económico, la entidad cerealera ponderó que "el mercado mundial de girasol se encuentra influenciado por una producción récord de 57 millones de toneladas para la campaña 2021/22, que superaría a las cantidades demandadas y generaría un aumento de la relación stock/consumo hasta alcanzar un 5%".
Asimismo, debe tenerse en cuenta que lo acontecido en el mercado de aceites vegetales es determinante en el precio del girasol, y la menor demanda de biocombustibles registrada en los últimos meses resultó en una sobre oferta de aceites vegetales y generó una presión a la baja en los precios. Además, se observó un alza en los precios de los principales insumos para la producción del cultivo como herbicidas y fertilizantes.
No obstante estos contrapuntos, la BCBA resaltó que "los US$ 345 por tonelada de girasol registrados en la primera mitad de julio aún se ubican un 38% por encima de los valores del año pasado".