Según datos del sindicato, de los 700 taxis habilitados en la ciudad, hoy sólo quedan en circulación entre 150 y 180, mientras que los remises bajaron de 1.200 a apenas 250 vehículos. “El 99% de los choferes trabaja hoy de manera informal a través de aplicaciones porque no hay otra alternativa para subsistir”, afirmó Ughelli. Este fenómeno genera una erosión directa del trabajo formal y con derechos, y coloca al sector frente a un modelo sin control ni garantías para usuarios ni trabajadores.
El dirigente también advirtió que esta situación podría extenderse a otros sistemas de transporte si no se regula el mercado digital: “Hoy, en algunos casos, un viaje en aplicación cuesta menos que el boleto del colectivo. ¿Qué va a pasar con los choferes de línea?”, planteó. La competencia por precio, sin exigencias fiscales ni requisitos locales, genera una distorsión grave en la estructura del transporte urbano.
Además de la presión económica, Ughelli señaló los riesgos operativos: autos sin habilitación ni conductor registrado, ingresos nocturnos de vehículos desde otras provincias y una percepción errónea de seguridad entre los usuarios. “No es más seguro. Es un sistema sin regulación ni responsabilidad”, denunció. Mientras tanto, miles de trabajadores enfrentan una falta total de alternativas de reconversión laboral. “No dimensionamos lo que se viene”, concluyó.