Maeder consideró acertado el levantamiento del cepo cambiario y la reducción progresiva de aranceles a la importación, aunque alertó sobre las dificultades que enfrentan las industrias locales para competir con productos internacionales en un contexto de alta carga fiscal. “No hay competitividad posible con impuestos internos tan altos”, sentenció, y señaló el modelo de Tierra del Fuego como un ejemplo de distorsión ineficiente.
Uno de los ejes de la conversación fue la reforma tributaria. Maeder apuntó que descentralizar el IVA (permitiendo que las provincias lo gestionen) implicaría un cambio estructural que obligará a los gobiernos subnacionales a optimizar su gasto. “La Nación ya ajustó; ahora es momento de que lo hagan provincias y municipios”, afirmó. También calificó al IVA como “un tributo a la pobreza” y planteó que su reducción debe formar parte de un plan fiscal más amplio.
Con respecto al riesgo país y al acuerdo con el FMI, aclaró que se trata de una reestructuración de deuda ya existente, no de nuevo endeudamiento. “Bajar el riesgo país exige disciplina fiscal, previsibilidad y cumplimiento”, explicó. Sobre la inflación, sostuvo que podría comenzar a estabilizarse hacia 2026, aunque advirtió que la desconfianza estructural de los argentinos es un desafío cultural que llevará más tiempo revertir.