La harina de algarroba se distribuye tanto a programas provinciales de nutrición como a empresas del sector gourmet, generando demanda nacional. Emprendedores locales la utilizan para elaborar alfajores, bebidas y otras preparaciones, mientras Nutrifor controla la calidad industrial mediante análisis de laboratorio, asegurando trazabilidad y estándares de inocuidad alimentaria. Este modelo combina tradición, innovación tecnológica y eficiencia productiva.
El proceso de producción mantiene los saberes ancestrales de las comunidades originarias: la recolección de vainas se realiza manualmente, respetando los ciclos naturales del algarrobo, mientras que la industrialización permite multiplicar el valor del fruto sin talar los árboles ni afectar el ecosistema. Técnicos especializados capacitan a las asociaciones en manipulación de alimentos, clasificación y mejora continua de la calidad, transformando la harina en un producto competitivo a nivel provincial y nacional.
El producto ha captado interés creciente en el sector dietético por ser libre de gluten, rico en fibra, vitaminas y minerales, con bajo índice glucémico y propiedades antioxidantes. Nutrifor proyecta diversificar su oferta con premezclas para pastelería, nuevas bebidas y productos gourmet, ampliando su alcance a provincias como Córdoba y Buenos Aires y consolidando la marca Formosa como sinónimo de innovación y sostenibilidad.
La experiencia formoseña demuestra que un modelo que articula Estado, comunidad y conocimiento ancestral puede generar impactos que trascienden lo productivo: fomenta arraigo rural, protege el medioambiente y convierte un fruto tradicional en una herramienta de desarrollo económico, social y gastronómico, ofreciendo una oportunidad concreta para inversores y empresas interesadas en productos con valor agregado y sostenibilidad certificada.