Lo cierto es que las proyecciones indican que el panorama se agravaría en el corto plazo ante el incremento de la capacidad ociosa (por la falta de grano de calidad) que llevarían al país a perder su liderazgo en manos de Brasil.
Concretamente, las proyecciones de la industria del crushing de soja indican que la cosecha actual sería de entre 22 y 23 millones de toneladas y ante este contexto, se deberán importar 10 millones de toneladas para cumplir con la demanda básica de los compradores internacionales.
Desde la Bolsa de Comercio de Rosario explican que el abastecimiento mundial de harina de soja está mayormente concentrado en tres jugadores principales, entre los cuales Argentina ha sido, desde 1998, el principal exportador.
El destacado aumento en la participación de las exportaciones mundiales de harina de soja, de la mano de inversiones claves en fábricas de procesamiento de semillas oleaginosas en el Gran Rosario, han hecho de este producto, además, el principal producto de exportación de la economía argentina. Sin embargo, el relativo estancamiento que ha tenido la producción de soja en Argentina se combina este año con una brutal sequía para derivar en una proyección de crush de soja 2022/23 de apenas 28 millones de toneladas, el menor volumen desde el año 2004.
También aclaran que Brasil augura para la nueva campaña una producción de soja récord de 153 millones de toneladas, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, 23,5 millones de toneladas por encima del año anterior. Como consecuencia de ello, la industria brasileña podría también conseguir el mayor volumen de procesamiento de su historia, con cerca de 53 millones de toneladas, dando lugar a una previsión de exportaciones de harina de entre 21 y 23 millones de toneladas, según distintas fuentes. De ser así, el vecino país podría volver a erigirse como principal exportador mundial de harina de soja, destronando a la Argentina, por primera vez en 26 años.
Argentina, que en el 2010 abasteció más de la mitad de las exportaciones mundiales de harina de soja (51%) caería así a una participación de apenas el 29% en la campaña 2022/23, en tanto que en el mismo período Brasil habría crecido del 23% al 31%.
En definitiva, durante esta campaña faltará materia prima para industrializar y eso lógicamente impactará en el ingreso de divisas del sector que, según las últimas proyecciones, sólo el complejo soja aportaría unos u$s7.300 millones más que un año atrás.