Este sector representa el 99,4% de las empresas activas en el país y emplea al 64% de los trabajadores registrados, pero la falta de políticas claras y coherentes está limitando su desarrollo. De acuerdo con el Banco Mundial, Argentina tiene una baja densidad de PyMEs, con solo 12 empresas por cada mil habitantes, una cifra muy inferior a la de otros países de la región como Chile, Uruguay o México.
El principal problema radica en la falta de una estrategia definida para el sector. Aunque las políticas económicas en su mayoría son aceptadas por los industriales, la aplicación de prácticas oscilantes, como el plan “Argentina Productiva 2030”, que no logra concretarse, refleja la ausencia de una visión clara para el desarrollo de las PyMEs. Si bien el sector tiene un gran potencial, es necesario que se analicen y mejoren aspectos clave como la infraestructura, la educación, la tecnología y la calidad de vida, factores fundamentales para el crecimiento sostenible de las empresas.
Para que las PyMEs puedan realmente despegar, es necesario actuar en varios frentes. Esto incluye la simplificación de la definición actual de las PyMEs, la implementación de políticas que mejoren el entorno empresarial, la reducción de la burocracia y la actualización del esquema impositivo. Además, es esencial diseñar un plan de acción que aborde la informalidad, fomente la innovación y ofrezca mecanismos de financiamiento accesibles, siempre bajo la dirección de un Estado que facilite el camino sin intervenir excesivamente en la economía.
La situación actual también muestra la necesidad de un entramado legal y fiscal más ágil. La existencia de distintas normativas en los distintos niveles de gobierno dificulta la operación de las PyMEs y genera barreras que perjudican el comercio. Sin un sistema que permita fluir sin obstáculos entre nación, provincias y municipios, será muy difícil que las empresas crezcan y se internacionalicen.
El panorama para 2025 presenta un año de crecimiento industrial, pero con grandes diferencias entre sectores. Las actividades relacionadas con el agro, la energía, la minería, la construcción y los automotores tienen grandes perspectivas, mientras que la industria orientada al consumo aún enfrenta incertidumbre. Si el país pudiera aplicar el mismo enfoque de políticas sostenibles que ha impulsado el sector petrolero, las PyMEs podrían no solo abastecer el mercado local, sino también ganar terreno en el mercado global, impulsando un robusto tejido industrial.