Para 2050, el 22% de la población mundial (2.000 millones de personas) tendrá más de 60 años, el doble que en 2000. "¿Y si vivimos todos juntos?" reza el título de una comedia francesa donde Jane Fonda y Geraldine Chaplin eligen compartir con sus pares sus últimos años. Fuera de la ficción, más de uno lo piensa en serio. Planear el retiro con amigos puede convertirse en una solución frente al geriátrico o al vivir en la casa de los hijos.
Así empieza a asomar en Argentina el cohousing como estilo de vida en donde prima el intercambio social para combatir el aislamiento tan característico de la tercera edad, con el objetivo que las personas estén activas y acompañadas (lo que es altamente positivo para la salud mental y emocional) con espacios compartidos que van desde gimnasios, piletas y huertas, a prestaciones médicas, con actividades sociales y recreativas para todos los gustos.
No se trata de una comuna ya que la economía es privada y se presenta con formatos de todo tipo. En nuestro país hay casos de proyectos autogestivos (como el terreno rural comprado por un grupo de amigos misioneros que van construyendo sus casas) e incluso hay una iniciativa municipal en Tapalqué (Buenos Aires). Sin embargo, lo que está empezando a proliferar son los desarrollos privados que, en general, apuntan a un segmento de poder adquisitivo medio- alto.
Vida Linda, el pionero
Se trata de un edificio emplazado en el barrio porteño de Belgrano. Nacida hace 51 años por iniciativa de un grupo de amigos judíos alemanes que pensaban en su retiro, la construcción cuenta con departamentos de 1, 2 y 3 ambientes, distribuidos en 15 pisos en los que viven aproximadamente 100 personas mayores (por estatuto se puede acceder a partir de los 55 años pero hay personas de 70 en adelante). Si bien la mayoría sigue siendo judía, el espacio está abierto a toda la comunidad.
Vida Linda cuenta con ascensor camillero, grupo electrógeno, guardia las 24 horas, un sistema de pulseras antipánico y los departamentos están adaptados. En el predio hay un restorán concesionado, un jardín grande, una biblioteca y salones para las actividades comunes que organiza la administración (juegos de mesa, cine, talleres cognitivos, de reflexión, de escritura). “Vienen buscando vida social y acá la encuentran. No funciona para los que necesitan cuidados médicos porque no somos un geriátrico”, afirma Claudia Marino, de administración.
La particularidad es que no se venden los departamentos, puesto que pertenecen a la Asociación Mutual Israelita Vida Linda. Lo que se adquiere es el derecho a uso de por vida (con un costo considerablemente menor al de un departamento de similares características en la zona). Si la persona desea mudarse (lo cual es poco probable; de hecho hay una lista de espera) se vende ese derecho y se recupera la inversión.
Antares Nordelta, un proyecto Senior
En Tigre existe desde 2015 otro proyecto inmobiliario destinado a personas mayores (de 65 para arriba). Bajo el lema “llegó el momento de vivir definitivamente bien”, Panoramax Desarrollos comercializa 3 torres de 150 departamentos de primera calidad, de 2 y 3 ambientes (adaptados) que cuestan entre US$ 200.000 y US$ 250.000 (ahora se está construyendo la cuarta torre, de 75 unidades, con el 30% vendido).
Inspirada en ejemplos de cohousing en Boca Ratón, Miami, Laura Valiente, desarrollista y arquitecta, lanzó Antares Nordelta apuntando a un segmento de poder adquisitivo medio- alto. Con amenities propias de un all inclusive, cada persona tiene su vivienda privada y comparte espacios comunes tales como gimnasio, pileta cubierta con música ambiental, centro de masajes y kinesiología, market boutique y salón de usos múltiples.
La ubicación fue pensada cuidadosamente y se eligió un lugar céntrico para que el residente pueda ir caminando a todos lados, brindando respuesta a los adultos que tenían a sus hijos y nietos viviendo en la zona. “Actualmente la gente grande es activa; la idea es que estén con pares y la pasen bien”, opina la empresaria que está próxima a exportar su proyecto a Méjico.
Ananda Green Village, el único del interior del país
En una exclusiva zona de Luján de Cuyo, Mendoza, se erige este barrio privado con 22 unidades de una planta pensadas para gente mayor (por reglamento interno pueden vivir personas de 55 años en adelante).
Asesorado por una gerontóloga local, el desarrollista Nicolás Fogale proyectó un lugar donde los adultos puedan compartir intereses comunes (se trata de un target totalmente activo e independiente). Por eso prevé talleres de pintura, literatura y actividades recreativas tales como cenas o shows.
El emprendimiento apunta a un segmento de buen poder adquisitivo. La unidad más chica es de 1 dormitorio y la más grande de 3 dormitorios. Los precios van desde US$ 60.000 a US$ 130.000 y cuentan con un patio propio de 120 m2, accesibilidad en todas las aberturas y en la distribución interna; las teclas están puestas más bajas de lo normal, los vidrios son laminados por lo que no se rompen ni se trizan y no hay uso de gas en el lugar, para evitar accidentes.
“Queríamos ofrecer una buena opción para que los adultos estén cercanos a donde viven sus hijos y nietos y a su vez puedan tener las mismas comodidades que en su casa: pileta, gimnasio, un buen jardín, con un costo mucho menor al que supone mantener una casa propia”, explica Fogale.