Ese anuncio reflejaba una visión ambiciosa: impulsar la economía del conocimiento desde el interior del país y convertir a Resistencia en un polo regional de talento digital. “En Chaco hay un excepcional pool de talento, así que estamos muy entusiasmados por continuar expandiéndonos y consolidar nuestra presencia en la provincia”, había dicho en ese momento Martín Migoya, CEO y cofundador de Globant.
Sin embargo, apenas cuatro años después, ese mismo proyecto parece haber entrado en pausa definitiva. La compañía confirmó el cierre de su oficina en Resistencia, la única en el noreste argentino, como parte de un plan de reestructuración global que también incluyó el despido de alrededor de 1.000 empleados (el 3% de su plantilla) y el cierre de otra oficina en Ushuaia.
El recorte impacta directamente sobre una estrategia de expansión territorial que había sido presentada como modelo de federalización del talento. Globant operaba en Resistencia desde 2010 y había sido una de las impulsoras del Polo IT Chaco, colaborando con programas de formación en tecnología e inserción laboral para jóvenes de la región.
Los despidos se enmarcan en lo que la compañía llama “Visión 2030”, una nueva estrategia de negocios que apunta a reorganizar su estructura interna para adaptarse a los cambios del mercado, especialmente el impacto de la inteligencia artificial en sus operaciones.
Globant enfrenta un difícil momento financiero. En lo que va del año, su acción acumula una caída de más del 58% en Wall Street, producto de balances por debajo de las expectativas y una revalorización general del modelo de negocio en la industria tech.
El caso Globant refleja una tensión creciente en el ecosistema tecnológico argentino: el desafío de sostener planes de crecimiento a largo plazo en contextos globales volátiles. La apuesta por “federalizar el talento” y crear polos digitales en el interior del país choca ahora con los límites de la rentabilidad y la presión de los mercados.
Para la provincia del Chaco, la decisión de Globant representa más que un retroceso empresarial: implica la pérdida de una referencia clave en el desarrollo del sector tecnológico local y la interrupción de un proceso que apuntaba a transformar estructuralmente el perfil económico de la región.