Este contexto, en consecuencia directa de la imparable enfermedad, profundiza la incertidumbre de propietarios y empleados sobre el futuro en mediano y largo plazo, algo que se manifiesta visiblemente en la venta, aseguran que se vende un 10% de lo que se vendía.
Desde mediados de marzo, los comercios, están cerrados a la venta al público, y eso está ocasionando problemas en las obligaciones.
Hoy solo se vende en forma online con entrega a domicilio. Se encarga vía telefónica y se entrega a domicilio. También mediante el departamento ecomerce, esta readecuación a los medios es tan sólo un paliativo para afrontar mínimos gastos. La venta online no llega a cubrir las necesidades de la empresa, aseguran los comerciantes.
Diagnosticando aún más la situación, un empleado de una conocida zapatería de la zona comenta que el stock de productos actuales fue comprado meses atrás a los fabricantes, a quienes deberían pagarles con las truncas ganancias de estos últimos meses. “La mercadería que está en exposición se compró hace 2 o 3 meses, se hicieron los cheques para cubrir el pago de esa mercadería, y esos cheques están siendo rebotados. La empresa no los ha podido pagar, porque esos cheques se cubren con la venta”, explica.
“Lo que más preocupa es la incertidumbre de no saber cuándo vamos a tener la posibilidad de abrir nuestras puertas a la venta”, subraya, y asegura que hoy la relación con los fabricantes es de generar consensos a la coyuntura. “Con los fabricantes estamos negociando, entregando cheques nuevos, utilizando el sentido común de que la actividad va a estar funcionando de forma parcial”, sostiene.