Augusto explicó que el aumento del 9 al 12% en los cortes cárnicos responde al rezago que arrastra el sector. La hacienda gorda estaba muy atrasada y los ganaderos no podían sostener los costos. Criar una vaca lleva tres o cuatro años y los precios estuvieron congelados por meses.
El empresario también señaló que el consumo de carne vacuna cayó entre un 28% y 30% este año, reflejando las estadísticas nacionales que marcan una disminución de 6.6 kilos per cápita respecto a 2023. Sin embargo, destacó que, con esfuerzo y estrategias como promociones y nuevas sucursales, lograron mantener las ventas en sus negocios.
“La carne sigue siendo barata en comparación con otros alimentos. Un kilo de asado, que cuesta $ 8.000, alimenta a dos personas por $ 4.000 cada una, algo difícil de igualar en otras opciones gastronómicas”, comentó.
Con miras a 2025, Augusto se mostró optimista y reafirmó su compromiso con el sector: “Esperamos que la situación económica mejore para todos y que la cultura del asado, tan arraigada en Argentina, no se pierda”.