La tecnología permite dispersar cápsulas que integran semillas, fertilizantes y componentes clave para iniciar el crecimiento, reduciendo tiempos y costos operativos. Además, el sistema incorpora monitoreos periódicos mediante inteligencia artificial, que cada 90 días evalúa la evolución de la siembra y el comportamiento del sustrato. Según la empresa, este enfoque aporta escalabilidad y eficiencia, elementos centrales para la expansión del modelo.
El proyecto se orienta también a la generación de biomasa y a la certificación de bonos de carbono, un mercado en crecimiento para productores que buscan diversificar ingresos y validar prácticas de sustentabilidad. La metodología ya se aplicó en 400 hectáreas de Pampa Almirón y Villa 213, y las firmas sostienen que podría replicarse a mayor escala en toda la región.
Otro eje clave es el control de biodiversidad. Estudios complementarios determinan cómo evolucionan las especies animales y vegetales en las áreas intervenidas, información necesaria para obtener certificaciones ambientales y demostrar el impacto positivo de la restauración forestal. El modelo apunta no sólo a forestar, sino a consolidar ecosistemas diversificados que fortalezcan el valor ambiental de la producción.
Desde la empresa remarcan que la articulación público-privada será determinante para escalar el proyecto. Si bien la inversión inicial proviene del sector privado, consideran que el Estado puede ampliar el alcance territorial, unificar criterios y sostener políticas de largo plazo. Señalan antecedentes exitosos (como el trabajo del INTA en mejora genética) para demostrar el potencial de estos esquemas colaborativos.
Con perspectivas favorables para 2026, el uso de drones y tecnologías de precisión se proyecta como un nuevo vector de desarrollo territorial. La región ubicada entre las rutas 16 y 95 aparece como una de las zonas con mayor potencial forestal, capaz de integrar producción, ganadería y prácticas sustentables. Para los impulsores, la clave estará en alinear innovación, políticas públicas y demanda ambiental creciente para posicionar al Chaco y a Formosa en un nuevo modelo de inversión verde.