Marcelo Breard, secretario de la Asociación Argentina de Criadores de Búfalo (AACB), destacó que Corrientes es hoy el principal polo de producción bubalina en Argentina, con más de 100.000 cabezas, prácticamente el doble que Formosa, la segunda provincia en volumen.
Uno de los principales activos del búfalo en términos productivos es su alta adaptación a diferentes contextos climáticos. Frente a los efectos de la reciente sequía, el búfalo demostró una resistencia superior al bovino tradicional, lo que lo convierte en una opción estratégica para zonas de riesgo hídrico.
“El búfalo ha demostrado ser una herramienta muy noble, muy productiva y con excelente complemento para la ganadería bovina”, afirmó Juan Martín Meabe, presidente de la SRC, quien también subrayó la creciente profesionalización del sector y la pasión con la que trabajan los criadores.
El avance del búfalo en Argentina no solo se mide en cantidad de cabezas, sino también en el valor agregado que genera a través de la industrialización de sus productos. En localidades como Bella Vista, San Roque e Ituzaingó, se están desarrollando modelos de comercialización diferenciada de carne bubalina, ya posicionada como un producto con marca y atributos reconocidos por el consumidor.
“La incorporación del producto búfalo en la góndola, como una opción elegida por calidad y características nutricionales, es un paso clave para el crecimiento del sector”, explicó Breard. Este enfoque permite al productor salir del modelo primario y participar activamente en la cadena de valor agroindustrial.
Con el respaldo de la genética, la adaptación al cambio climático y el creciente interés del consumidor, la producción bubalina se posiciona como un segmento emergente dentro de la ganadería argentina, con potencial para escalar en exportaciones, diversificación de productos y desarrollo territorial.
La Expo Búfalos 2025 no solo fue una vidriera tecnológica y genética, sino también un espacio de articulación entre el sector privado, entidades productivas y profesionales, que consolidan el camino hacia una ganadería más resiliente, eficiente y con mayor valor agregado.