María Paula Castelán, dueña del emprendimiento, nos comenta que empezaron siendo tres (ella y dos de sus hermanas), una cosía, otra hacia las entregas, presupuestos y compra, y otra se encargaba de las redes sociales.
En plena pandemia, el aislamiento impidió que sigan las tres con el proyecto. Por ese motivo, María Paula quedó con el emprendimiento, al cual agregó muchos productos más, como manteles, almohadones, delantales, canastos, flores de tela, etc.
Una vez levantadas las restricciones por coronavirus, se lanzó al dictado de talleres de confección de flores de tela, y luego fue sumando distintas temáticas a los talleres, como decoraciones navideñas, infantiles y de costura.
“Hoy me ayudan mis hijas en redes, comunicación, contenido y fotos. Yo sigo ocupándome del diseño, compra de insumos, costura, dictado de los talleres y estampas", aclara María Paula.
Como toda emprendedora, tiene planes para el futuro, como empezar con venta mayorista y stock permanente, con ayuda externa mediante la contratación de talleres para la realización de distintos productos en serie, sin perder el espíritu artesanal que caracteriza este emprendimiento.