Los Abdenur, tres generaciones de apasionados por el cine

Desde 1977 la familia es propietaria del Cine Opera, una de las pocas salas independientes del país que logró sobrevivir al desembarco de las grandes cadenas.

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Cuando era sólo un niño, Honorio Abdenur jugaba al cine: agarraba un lente y proyectaba los dibujitos que venían en las historietas de los chicles Bazooka y 'voilà', ¡una película casera! 

Su pasión y ahínco lo convirtieron en el dueño de los cines más populares en el norte del país. Hoy, sus hijos Jorge y Roberto continúan el legado y se dedican a la administración del Cine Opera en Salta y del Cine Atlas en Tucumán, respectivamente.

Primero puso un cine en La Quiaca, después abrió otro en Rosario de Lerma, hasta que finalmente llegó a la capital salteña e inauguró el Cine Rex y el Cine Opera. El Cine Atlas en Tucumán y el Cine Opera en Jujuy, fueron las últimas conquistas que Honorio Abdenur no pudo haber hecho sin el apoyo constante de su esposa y sus hijos.

Si bien todos los espacios les pertenecen, sólo el Cine Opera de Salta y el Atlas de Tucumán siguen funcionando activamente en manos de la familia. Los otros están alquilados o en concesión.

El avance de las grandes cadenas internacionales de cines que se han instalado en nuestra provincia y los avatares económicos de nuestro país, no han logrado vencerlos. En Urquiza 560 permanece erguido un guerrero: el Cine Opera.

“Somos unos de los pocos cines independientes que quedan. Todos los otros cerraron cuando llegaron las grandes cadenas. Nosotros siempre aguantamos porque el cine es nuestro sueño”, dijo Jorge Abdenur en una entrevista con IN Salta.

La pasión de Honorio se refleja en los ojos de su hijo Jorge, quien se encarga de llevar adelante el negocio y sabe hacerlo muy bien, porque desde chico estuvo detrás de su papá, observándolo y aprendiendo de él los “gajes del oficio”.

“Cuando era chiquito mi única diversión era venir a cuidar el cine. Por eso cuando mi viejo se fue, hace 6 años, me hice cargo de cuidar su sueño”, contó Jorge.

Modernizarse o morir

Desde su inauguración en el año 1977 hasta la mitad de los ‘90, el Cine Opera tuvo su época de oro. Películas como “Superman”, “King Kong”, “Laguna Azul”, “Expreso de Medianoche”, “Kramer vs Kramer” y “Titanic” fueron todo un éxito y llevaron al Opera a los más alto del prestigio y el reconocimiento en Salta.

Con el paso de los años, las remodelaciones se hicieron necesarias y no tardaron en llegar. Al principio, pusieron aire acondicionado y calefacción central. Luego digitalizaron las salas de arriba y abajo; y actualmente están pensando en cambiar de nuevo las butacas.

“Deseo que en cinco años estemos mejor que ahora. Nuestro crecimiento ha sido muy grande y queremos mantenerlo. Todo fue posible gracias al público que nos sigue eligiendo, sobre todo a los niños que son nuestros mejores clientes”, dijo el joven empresario en otro tramo de la entrevista.

El cine está ubicado en pleno centro y el precio de la entrada es accesible. Son dos factores claves que los padres tienen en cuenta a la hora de invertir en el entretenimiento de sus hijos.  “No es necesario gastar 1.000 pesos para que los chicos se diviertan. Con la mitad pueden pasar un gran momento viendo una película”, agregó Abdenur.

Los inicios de Pablo 

Pasó su infancia entre posters de películas, pochoclos y proyectores. Pablo Abdenur, el hijo mayor de Jorge, también tiene los genes cinematográficos de su abuelo y su padre. Apenas terminó el secundario, comenzó a involucrarse en la empresa.

“Cuando comencé a trabajar acá, pensaba que con tanta tecnología, la industria del cine se iba a morir. Pero hace poco me di cuenta que el cine no se va a acabar nunca, porque es una forma de distracción y de entretenimiento para la gente. No hay nada como ver una película en el cine, en pantalla gigante y con sonido envolvente”, relató Pablo a IN Salta.

El legado de Honorio y la resistencia valiente de Jorge están vivos en el ímpetu de Pablo, quien mira al futuro con esperanzas y abraza el negocio familiar con la energía de su juventud.

“Tengo otra hija, Lucía, que se está por recibir de arquitecta. Seguramente ella después se encargará de la remodelación del cine y el día de mañana, cuando haya un nieto, espero que también sea un apasionado del cine”, concluyó Jorge.

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